25.4.08

Proyecto de ley de fosas

El artículo 15 de la Ley de Memoria Histórica, aprobada por el Senado el 10 de diciembre de 2007, autoriza a las Administraciones públicas a la localización e identificación de las personas enterradas en fosas comunes. Amparado por esta ley, el Govern catalán ha sido pionero en establecer un protocolo formal para llevar a término la dignificación y señalización de fosas de desaparecidos de la Guerra Civil (1936-1939) y la dictadura franquista (1939-1975).

Estas leyes han surgido como respuesta a movimientos civiles que, durante años, han reivindicado justicia para la memoria de las víctimas del conflicto y posterior represión del régimen de Franco. Suponen un complemento de la transición democrática aunque, según sus opositores, rompe el llamado “espíritu de la transición”, que implicaba “perdonar” y “olvidar”. Los contrarios a estos proyectos se escudan en la ley de Amnistía de 1977, que eliminaba cualquier responsabilidad de los colaboradores del régimen franquista sobre los asesinatos e injusticias cometidos.

En el terreno social, las Administraciones tampoco han tenido el apoyo de la Iglesia católica, institución implicada directamente en la guerra, que apoyó el levantamiento golpista y le dio categoría de “cruzada”, y se mantuvo del lado de los opresores durante la dictadura. Pese a esta reciente revisión histórica, la Iglesia no reconoce su responsabilidad, ni pide disculpas por apoyar al régimen, auque sí se sitúa a sí misma como víctima de la persecución republicana

24.4.08

¡Qué dios nos pille confesados!

Como estábamos entretenidos con las disputas del grupo de la oposición, y con preparativos para la celebración de Sant Jordi, la noticia que ha lanzado esta mañana la Cadena SER nos ha dejado, sobre todo a los ateos convencidos, como poco estupefactos. Ni que decir tiene que la sorpresa ha dado paso a la conseguiente indignación: desde el año 1.995 existe un acuerdo entre la Comunidad de Madrid y la iglesia católica por el que en las comisiones de ética de los hospitales debe haber un sacerdote con derecho de veto.

Esta es la última originalidad de un estado como el nuestro, aconfesional que no laico, en el que los miembros de la jerarquía eclesiástica pueden decidir si se practica o no un aborto en caso de violación o si se aplican remedios paliativos a un enfermo terminal. Y es que, claro, según las palabras del arzobismo emérito de Pamplona “Jesús no tuvo cuidados paliativos pero su muerte fue absolutamente digna”. ¡Ahí es nada!

Así es que como hace 20 siglos a un hombre que fue crucificado no le dieron calmantes, la aplastante lógica nos lleva a decidir que un enfermo de cáncer tiene que aguantar lo que no está en los escritos para ponerse a la altura de “el mesías”. Es una lástima que nadie le haya sugerido al señor Sebastián que, para predicar con el ejemplo, se monte una crucifixión de andar por casa y hable con conocimiento de causa en lo que respecta a confundir “la dignidad de la muerte con el miedo al dolor”. Y, a ver qué tal le va.

Sátira a la romana

Eduardo Mendoza sorprende a sus lectores con una obra divertida y fresca que hace escarnio de la novela de ficción histórica, tan prolífica en los últimos tiempos

Como si de Hércules Poirot o Jessica Fletcher se tratara, el protagonista de la última novela de Eduardo Mendoza (Barcelona, 1943), Pomponio Flato, intentará resolver un misterioso crimen con el que se topará en medio de su “asombroso viaje”. A diferencia de los dos míticos detectives enmarcados en el siglo XX, uno en el Londres de principios de siglo y la otra en Estados Unidos en los años 80, nuestro hombre relata su historia en el siglo I de nuestra era y es ciudadano romano. Sin embargo, como el título indica, se encuentra de viaje, y su (mala) fortuna le llevará hasta Nazaret.

Pomponio nos cuenta sus peripecias en forma epistolar con misivas dirigidas a un tal Fabio. Y, gracias a las descripciones que realiza el autor a través de su personaje, resulta fácil para el lector imaginarse en túnica y sandalias al lado del romano mientras avanza en la investigación del crimen. Pero, no hay que dejarse engañar. No estamos ante una novela histórica, sino que Mendoza utiliza este formato con un espíritu claramente irónico. Incluso en la invención de nombres es capaz de ser hilarante y ridiculizar la “pomposidad” del relato de ficción histórico, tan prolífico en los últimos tiempos.

A la tendencia actual de revivir Roma y otras culturas antiguas, Mendoza colabora con su granito de arena. Pero no es una aportación al uso, ya que introduce elementos cómicos, e incluso ridículos, que chocan con la presencia de personajes religiosos. Aun presentándose como un divertimento, habrá quien no sonría cuando se adentre en la trama del libro y se encuentre con tres protagonistas que constituyen el pilar de la religión católica, y con los que el autor construye un texto apócrifo de los evangelios.

En el desarrollo de la novela, el autor pone de relevancia la corruptela imperante en las sociedades romana y judía, y, salvando las distancias, establece un paralelismo muy crítico y vergonzante con la nuestra. Así, la lucha por el poder, la prevaricación, los privilegios en la información, la especulación inmobiliaria y los sobornos, son descritos por Mendoza en una sátira literaria original y divertida, aunque nada inocente.

Parece, por tanto, que el autor barcelonés de ‘Sin noticias de Gurb’ (1991) vuelve al terreno de la comedia con esta última entrega, pero de forma más mordaz que nunca. Además, Mendoza recupera la brillantez descriptiva y policíaca de su primera novela, ‘La verdad sobre el caso Savolta’ (1975), y le añade la vis cómica y la frescura que tan buenos resultados le proporcionaron en 2001 con ‘La aventura del tocador de señoras’.

22.4.08

Órdago a chica

Como buena jugadora de cartas que afirma ser, Esperanza Aguirre debería recordar la sabiduría del refranero popular: “Jugador de chica, perdedor de Mus”, clásica sentencia lanzada tras no aceptar un envite a chica del contrario, recordándole que asegurando la grande, los pares y el juego, nuestra reconocida bondad y educación nos permite regalarle un tanto que de poco o nada va a servirle. Y es que la Presidenta de la Comunidad de Madrid no termina de decidirse a echar un órdago a grande y lanzar su propia candidatura en el Congreso del PP de junio. Sigue jugando al despropósito y al “pudiera ser”, y eso es tan arriesgado que puede conseguir que se rompa la baraja, que a lo mejor es lo que quiere.

El que debería ser su pareja en esta partida, el Alcalde de la Comunidad que ella preside, no está por la labor de seguirle ninguna de sus señas. Y, mientras tanto, los observadores externos siguen interceptando los guiños, los levantamientos de cejas y los morritos, que tanta información codificada transmiten. Y los ponen en conocimiento de Rajoy interpretándolos simultaneamente, no vaya a ser que se equivoque.

21.4.08

¡Menos mal! El Papa ha pedido perdón

El Papa Benedicto XVI ha viajado a Estados Unidos con motivo de la primera visita de su pontificado a este país. Al segundo día de su llegada, ha sorprendido aparentemente a medios y prelados al pedir perdón a las más de 10.000 víctimas de abusos sexuales, causados por sacerdotes católicos entre 1950 y 2002. Este hecho y el de reunirse con seis de esas víctimas, en un acto no programado, parece que resuelve el problema por el que se disculpa Benedicto XVI. Curiosamente, no dice que la pedofilia es incompatible con el respeto a la infancia, sino incompatible con el sacerdocio. ¡Ojo!

Eso sí, tras esa reunión con las víctimas, Benedicto XVI tuvo acceso al listado de todas las personas que denunciaron por pederastia a 4.392 sacerdotes católicos, y prometió rezar por todas y cada una de las víctimas. Sin embargo, no hay ninguna reflexión ulterior ni un análisis sobre las causa que produjeron el mayor escándalo de la iglesia católica americana. Y todo, pese a que estalló durante el pontificado de Juan Pablo II, predecesor del actual Papa, que ni siquiera tuvo este gesto hacia los menores que habían sufrido estos abusos.

Es la segunda vez en la historia en la que el máximo representante de esta vetusta institución, aunque todavía tremendamente poderosa e influyente, pide disculpas por la actuación errónea de miembros de su iglesia en el pasado. El hecho de que los sacerdotes católicos estén obligados a cumplir un celibato que, por otro lado, jamás fue un dictamen de Cristo sino una decisión tomada en el Concilio de Trento (1563) para evitar la división y disgregación de las posesiones de la Iglesia Católica Romana, no se considera una aberración ni posible causa de las desviaciones ocurridas. Es increíble la cerrazón de esta actitud cuando incluso el anterior Papa, Juan Pablo II, en julio de 1993 afirmó: “El celibato no es esencial para el sacerdocio; no es una ley promulgada por Jesucristo”. Y, pese a todo, no se ha planteado ningún cambio a este respecto.