13.5.08

No saludar al vecino

Hoy, el diario El País ha publicado, en la sección ‘vida&artes’, un reportaje sobre la violencia de género. Lo presenta en portada con el título “Rechazo social contra la violencia”, y el subtítulo “Aislar al maltratador ayuda a combatirlo”. El reportaje, a doble página (30-31), viene precedido por un gráfico sobre ‘La violencia machista en España’ que contempla las víctimas mortales entre los años 2000 y 2008. Sin embargo, el titular del reportaje ha sido cambiado en el interior y reza así: ‘Tu vecino es maltratador. ¿Todavía le saludas?’. Pese a que todo el reportaje se apoya en testimonios de profesionales relevantes en este ámbito (el nuevo delegado contra la Violencia de Género, Miguel Lorente, el director del Instituto de Psicología de la Violencia, Andrés Montero, la psicóloga Mar Rodríguez Villaver, que trabaja en la cárcel de Pereiro de Aguiar (Ourense) en los programas de reinserción de maltratadotes, y José Luis Díez Ripollés, catedrático de Derecho Penal y director del Instituto Andaluz de Criminología) el tono es bastante alejado de la neutralidad periodística y tiene unos tintes agresivos impropios de un estilo informativo. En esta línea, poco rigurosa y que juega con las emociones, en la página de la derecha, acompañando al texto, aparece un dibujo de una pareja bailando en la que el hombre es una imagen de la muerte.

Es difícil ser riguroso cuando, sobre cualquier tema, tan solo se expone una posición. En este caso, la periodista que firma la pieza ha decidido tomar partido (ella misma) en la lucha contra la violencia de género, incitando a la ciudadanía a aislar y marginar a los sujetos que corresponden con el perfil (aparentemente claro e inequívoco) del maltratador. Trascribe las palabras de Miguel Lorente en las que equipara este colectivo al de los terroristas porque “encuentran justificación para sus crímenes en la defensa de unos principios que tratan de imponer porque son los correctos”. Sin embargo, esta idea sólo parece reforzada por Andrés Montero cuando dice que “La sociedad tiene que hacer el mismo clic que se ha hecho en este país con el terrorismo.” Pero no se refiere a que los maltratadotes sean terroristas, sino a que el rechazo a ese tipo de violencia tiene que ser de la misma magnitud. Es evidente que, pese al matiz, a la redactora le interesaba remarcar este punto.

No se trata de justificar a un criminal, pero debería mostrarse una perspectiva menos sesgada. ¿Quién podría no compartir el dolor expresado por la protagonista central de este reportaje, la hija de una mujer que murió a manos de su marido? Es evidente que la violencia de género (como cualquier tipo de violencia, por otro lado) es una lacra social contra la que hay que luchar. Pero la historia también ha demostrado que marginar a los elementos que producen un desequilibrio no soluciona el problema. No estaría de más que se mostraran estudios sobre las relaciones de pareja y la falta de comprensión entre los géneros. Y, para ofrecer una visión más completa, habría que consultar expertos que nos ayudaran a comprender por qué las víctimas de los malos tratos (eminentemente mujeres) permiten el maltrato en todos sus grados: la violencia física es tan solo la punta del iceberg.

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